Empresa y universidad peruana desarrollan una vacuna para enfrentar la pandemia que en nuestro país ha cobrado la vida de 138 personas.
FUENTE: Andina | FOTO: Referencial
En el Perú, científicos de nuestro país trabajan en una propuesta para enfrentar la pandemia del coronavirus.
Ante una vacuna, el cuerpo crea anticuerpos para enfrentar al elemento externo, pero no se enferma realmente. Luego, cuando la enfermedad real quiera atacar al cuerpo, una capacidad maravillosa —llamada memoria inmunológica— permite al organismo volver a crear estos anticuerpos. El sistema inmune, preparado, vence. Así es como las vacunas evitan la enfermedad.
Para crear una vacuna se debe conocer el agente que causa la enfermedad, cómo es físicamente y cómo ataca. En el caso del Covid-19, equipos de todo el mundo han comenzado a diseñar vacunas. Algunos, incluso, ya han iniciado las pruebas clínicas en personas. Un equipo peruano hace lo propio.
Biólogos de la Universidad Peruana Cayetano Hereda y de Farvet, una empresa que tiene experiencia en el desarrollo de vacunas y medicamentos veterinarios, han diseñado una vacuna para Covid-19 y, en algunas semanas, tendrán listo el primer lote para hacer las pruebas en animales.
Se trata de un trabajo que, de llevarse a cabo exitosamente, podría ayudar a prevenir la enfermedad y a reducir la dependencia de otros países cuando existan tratamientos o vacunas.
El coronavirus SARS-CoV-2 es como una pelota cuya superficie tiene estructuras que sobresalen, formando su “corona”.
“Si quisiéramos verlo gráficamente, el virus tiene brazos. Este brazo tiene la proteína Spike. Es como una manito del brazo. Y, esa mano, su forma y sus propiedades físico químicas tienen la propiedad de agarrarse fuertemente de ACE2, que es una proteína presente en las células humanas. Cuando la manito se agarra del receptor ACE2, la célula responde y se traga el virus. De esta manera el virus ingresa”, explica a la Agencia Andina Mirko Zimic, jefe del Laboratorio de Bioinformática de la Universidad Peruana Cayetano Heredia (UPCH).
¿Se acuerdan de la serie Los locos Addams? En ella, una mano sin cuerpo, pero con vida propia, actúa como si fuera una persona más. La vacuna peruana funcionaría de forma similar. Se usarán las “manos” del virus como vacuna para buscar una respuesta inmune. Si es inmune a esta “mano”, el cuerpo la neutralizará y así evitará que el virus ingrese a las células, y la enfermedad no se desarrollará.
Además de usar esta “mano” como vacuna, se hará otras pruebas similares. “También tenemos otra vacuna que es el brazo completo; otra, solo el antebrazo. Realmente, no vamos a probar una sola variante. Va a haber varios antígenos que se van a evaluar”, dice Zimic.
El principio es sencillo, pero el trabajo es más complejo. Las proteínas del virus no están solas, sino que están acompañadas de carbohidratos por un proceso conocido como glicosilación, que ocurre de manera natural cuando el virus infecta a la célula. La glicosilación es necesaria para que la proteína, al ser usada como vacuna, despierte una respuesta inmune deficiente.
Es ahí donde algunos insectos entran a escena. Los baculovirus son unos virus que afectan a insectos. El plan es infectar a insectos con baculovirus para generar la glicosilación. Luego, se eliminan las células de insecto y el baculovirus y quedan los carbohidratos necesarios para acompañar a la “mano”.
La decisión de usar insectos se debe a que el patrón de glicosilación de células humanas y de insectos es muy parecido. Además, es una técnica que ya ha usado antes, y con éxito, la empresa Farvet.
El trabajo con insectos se está realizando de forma externa, y el doctor Zimic espera que los baculocitos lleguen a fin de mes. Luego, estima que les tomará dos semanas más tener listo el primer lote de la vacuna. “En ese momento estaríamos en la capacidad de probarlas en ratones y en monos”.
Las pruebas buscan evaluar, fundamentalmente, dos aspectos: la seguridad (que la vacuna no haga daño) y la inmunogenicidad (que despierte la respuesta inmune deseada).
Para evaluar la seguridad de la vacuna se debe observar a los animales que la reciban. Para evaluar la respuesta inmune, y garantizar que esta mata al virus, se debe analizar la sangre de los sujetos de prueba.
“Eso último (los ensayos con el virus), no los podemos hacer en el país, no tenemos la seguridad para hacerlo. Pero hay instituciones extranjeras que ofrecen esto como un servicio. A los animales no vamos a infectarlos con el virus. Solamente vamos a inmunizarlos, ver que no se enfermen y que generan anticuerpos contra la vacuna”, aclara Zimic.
Luego, el mismo proceso se realizaría con un grupo de voluntarios humanos: se probará la vacuna y se analizará su sangre para verificar que mata al virus.
Es parte de la naturaleza de los virus el mutar constantemente, ya que puede haber errores o cambios genéticos cada vez que se replica dentro de una persona. Aunque los cambios registrados del SARS-CoV no son muy grandes aún, ya existen por lo menos ocho lados o grupos génicos del virus.
Conocer qué tipo o tipos de coronavirus tenemos en el Perú es fundamental para el diseño o adquisición de futuras medicinas y vacunas, ya que no todos los tratamientos podrían ser igual de eficaces en todos los tipos de SARS-CoV-2.
“Como país, creo que tenemos el derecho de buscar lo mejor para nuestra sociedad. Tenemos (también) el interés de tener una planta de producción de vacunas local que, con apoyo del Estado, pueda abastecerse la necesidad de la toda la población peruana”, añade.
Hoy, junto a colegas de la UPCH y Farvet, ha postulado al concurso Proyectos Especiales: Respuesta al COVID-19 del Concytec para obtener más recursos para el proyecto. “¿Por qué no pensar que Perú pueda producir sus propias vacunas? Se necesita ahí el esfuerzo y el compromiso del Estado peruano para apoyar, pensar en el futuro”, dice.